Los Dichos de Jesús en el
Evangelio de Tomás, © 2015 by Brus Leguás Contreras. Todos los derechos
reservados por el autor.
Introducción
“Jesús
dijo: «Dichoso el león que al ser ingerido por un hombre se hace hombre;
abominable el hombre que se deja devorar por un león y éste se hace hombre».”
(Evangelio de Tomás 7.). [1]
“Jesús
dijo:… ‘toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo’.”
(Evangelio de Tomás 114.).
Muchos estudios, debidos a diversas plumas,
se han publicado a través de los años. Se entiende, de una manera general, aunque no se haya probado
absolutamente en realidad, que POxy 1 —Papiro Oxirrinco número 1— es la misma obra a la que los
antiguos Padres de la Iglesia referenciaron con la designación de Evangelio
de Tomás, obra cuya existencia, como ya se ha dicho, ha quedado establecida
sin duda alguna por las referencias que a ella hacen los Padres de la Iglesia.
Sin embargo, lo que habría sido el llamado
Evangelio de Tomás no se conocía y fue muy difícil de conocer hasta el siglo
XX, cuando las excavaciones en un antiguo vertedero de basura en el área en que
antaño existió la ciudad de Oxirrinco, Egipto, dejó al descubierto fragmentos
de papiros que contienen lo que se supone que fueron dichos de Jesús, y que, de
nuevo, se supone que habrían sido dictados a Tomás, discípulo del Señor, quien
los escribió en un papiro y los conservó y transmitió a la comunidad cristiana
de su tiempo. Los eruditos datan estos papiros para principios o mediados del
siglo III d. de J.C., es decir, que fueron escritos alrededor de trescientos
años después de la muerte de Jesucristo.
La pregunta, en todo caso, es si tales
fragmentos griegos descubiertos en Oxirrinco pertenecen o no al Evangelio de
Tomás de que hablaron los Padres de la Iglesia. Para muchos estudiosos, el
descubrimiento de los códices griegos de Nag Hammadi, a finales de 1945 y
principios de 1946, cerca de la localidad egipcia de ese nombre, verificarían
que los fragmentos de Oxirrinco pertenecieron al Evangelio de Tomás.
En uno de los códices de Nag Hammadi, se
encuentra una traducción completa al copto de los dichos de Jesús en el
Evangelio de Tomás[2].
Entonces, surge la pregunta de si el
Evangelio de Tomás fue gnóstico. Asimismo, surge la cuestión de si estos
dichos de Jesús pueden ser atribuidos a los gnósticos, un sistema de creencias
que ofreció un punto de vista alternativo al cristianismo primitivo.
Algunos han afirmado que quienes sostienen que este escrito es
gnóstico se han hecho eco y han abrazado opiniones negativas sobre el cuerpo y
el mundo que se evidencian en el libro. Es absolutamente innegable que el cuerpo
y el mundo físico se ven bajo una luz negativa en este escrito atribuido a
Tomás. Por ejemplo, al hablar sobre el hecho de que alma o el espíritu ha
entrado en el cuerpo, Jesús dice: “Y yo me maravillo
cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza.” (Evangelio de
Tomás 29.). La oposición de riqueza y pobreza muestra el enorme
contraste entre la preciosa alma y el cuerpo sin valor. Jesús es igualmente
negativo sobre el mundo material. “Quien haya
comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un cadáver.” (Evangelio
de Tomás 56.). Para Tomás, estar muerto como un cadáver es estar en el reino de
la perdición definitiva; ser considerado como muerto es casi tan malo como un
insulto que puede ser lanzado contra alguien.
Sin embargo, siempre ha sido algo así como una vergüenza el
punto de vista que se deja ver en el Evangelio de Tomás, aunque no habla de un demiurgo
maligno, una creación que es intrínsecamente mala, o de otros temas familiares
al gnosticismo, como los eones. De todos modos, no funciona ver a este
escrito como una condena de la clase del cristianismo que se hace evidente en
el Nuevo Testamento y en los Padres Apostólicos, tales como Clemente de Roma,
Ignacio y Policarpo.
Los evangelios de Tomás, el evangelio de Tomás y otros escritos
falsamente adscritos a Tomás
Ha de distinguirse este evangelio
de Tomás de otros escritos apócrifos o seudoepígrafos atribuidos al mismo
apóstol Tomás, como, por ejemplo, el texto conocido como Hechos de Tomás o el otro Evangelio
de Tomás, un escrito que pretende ser un relato sobre las cosas que
supuestamente hizo Jesús en su infancia, así como de la obra gnóstica que se
conoce como Libro de Tomás el
Contendiente.
Hipólito de Roma, quien murió hacia el año 235 d. de J.C., hace
referencia a un evangelio de Tomás,
del que cita un logion que dice:
“Quien me busca me encontrará entre los niños a partir de los siete años, pues
allí me manifiesto oculto en el decimocuarto eón.” Este logion no aparece en el texto conocido de Nag Hammadi, y que se ha
relacionado más bien con los textos apócrifos de la infancia.
Ireneo, el celebrado escritor del siglo II, en su Adversus Haereses —Contra los Herejes— I,22, 1, menciona un evangelio de Tomás, pero se estima que su referencia no es sino a otro escrito, al que se conoce también como evangelio de Tomás, pero que no es el texto de que se trata en estas páginas.
En el siglo IV d. de J.C., Cirilo de Jerusalén menciona al evangelio de Tomás en su Cathechesis V, afirmando que no se trata
de la obra de ninguno de los apóstols, sino de uno de los “tres malvados
discípulos de Mani”. No obstante, en este texto apenas hay trazas de dualismo
maniqueo.
La estructura del escrito
Distinto a los evangelios canónicos, el llamado evangelio de Tomás no adopta la
estructura de un relato acerca de la vida de Jesucristo, sino que contiene solo
dichos[3]
de Jesús enmarcados en las conversaciones que mantiene el Señor con varios de
sus discípulos. El autorío de esta obra se atribuye en una breve introducción a
Dídimo[4]
Judas Tomás. “Estas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y
que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito.” Y termina con la frase “El
evangelio según[5] Tomás”.
Aproximadamente diecisiete de los ciento catorce dichos o logia que componen este escrito
coinciden con otros dichos encontrados entre los documentos descubiertos en el
sitio de la antigua Oxirrinco y redactados en griego, y que fueron encontrados
en 1898. Estos fragmentos se han fechado en torno al año 200 d. de J.C., en
tanto que el manuscrito copto hallado en Nag Hammadi dataría de alrededor del
año 340 d. de J.C. Se cree que el manuscrito copto es traducción de un texto
griego más antiguo, del que dan testimonio los fragmentos de Oxirrinco.
Conclusiones
Si de hecho, el fragmento conocido
como POxy 1, Papiro Oxirrinco número 1,
corresponde al escrito que conocieron los primitivos Padres de la Iglesia, y al
cual hicieron referencia, entonces de hecho, también, estamos ante un escrito
que, antes que nada, es seudoepígrafo o falsamente atribuido a una persona.
Desde los
tiempos del período intertestamentario[6]
que habían aparecido escritos que se atribuían a personas importantes del
Antiguo Testamento, como Baruc, quien fuera secretario del profeta Jeremías.
Algunos de estos escritos fueron llamados Apócrifos[7]
y hoy los especialistas hablan de escritos Apócrifos, Seudoepígrafos[8],
pero también de Apocalípticos[9].
Los primeros, que fueron adoptados por la Iglesia católica recién en el
Concilio de Trento, ahora son llamados Deuterocanónicos[10]
por los especialistas católicos.
Como
consideración general, ha de decirse que los escritos que actualmente se han
ido sacando a la luz gracias a los trabajos de numerosos especialistas y
estudiosos y a la labor de arqueólogos y otros investigadores, no aportan nada
nuevo a lo ya conocido a través de los escritos canónicos[11],
como, por ejemplo, los Evangelios.
Los
Evangelios canónicos, esto es, los escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan,
son narraciones debidas a cuatro personas diferentes en momentos distintos
durante el siglo I de la era actual y que desde el comienzo estuvieron muy
cercanas al tiempo y a la obra de Jesucristo. Mateo y Juan fueron sus
discípulos. Marcos escribió de acuerdo a lo que le dictó Pedro. Lucas escribió
apelando a testigos presenciales y bajo la guía de Pablo. Y existe toda una
narración relacionada con la obra de cada uno de estos cuatro escritores
inspirados.
Pero, de
los otros muchos escritos que circularon durante los dos primeros siglos del
cristianismo, y a pesar de que sin duda alguna debieron ser de innegable valor
y ayuda y apoyo para los primeros cristianos y para las primeras comunidades de
creyentes en el Señor Jesús, ninguno tenía la autoridad incontestable de haber
sido escritos bajo la inspiración del Espíritu. Fue por eso que quedaron fuera
del uso general de la Iglesia cristiana primitiva.
BIBLIOGRAFÍA
Brashler,James, “Nag Hammadi Codices Shed New Light on Early
Christian History” en Biblical
Archaeology Review, de enero/febrero de 1984.
DeConick, April D., “Biblical Views: What’s Up with the Gospel
of Thomas?” en Biblical Archaeology Review, enero/febrero de 2010.
Gathercole, Simon, “The Gospel of Thomas: Jesus Said What?” en el número de julio/agosto de 2015 de Biblical
Archaeology Review.
Koester, Helmut, y Stephen J.
Patterson, “The Gospel of Thomas” en and Bible Review de abril de 1990.
Leguás Contreras, Brus, “Una Breve Introducción Analítica al Estudio de la Literatura Extracanónica”, 1987, inédito.
Patterson, Stephen J., “The Oxyrhynchus Papyri” en Biblical
Archaeology Review, de marzo/abril de 2011.
(Fragmentos griegos de Oxyrhynchus)
Oxyrh.
Pap. 1 (logia 26-33 y 77)
... «y entonces verás de
quitar la pajita que está en el ojo de tu hermano».
Jesús: «Si no hacéis
abstinencia del mundo, no encontraréis el reino de Dios; y si no observáis el
sábado, no veréis al Padre».
Dice Jesús: «Estuve en medio
del mundo y me dejé ver de ellos en carne; y encontré a todos ebrios y no di
con ninguno que estuviera sediento entre ellos».
«Y se aflije mi alma por los
hijos de los hombres, porque están ciegos en su corazón y no miran a ... la
pobreza».
Dice Jesús: «Donde estén
[...], y donde hay uno solo [...] yo estoy con él. Levanta la piedra y allí me
ancontrarás, hiende el leño y yo allí estoy».
Dice Jesús: «No es acepto un
profeta en su patria, ni un médico obra curaciones entre los que le conocen».
Dice Jesús: «Una ciudad
edificada sobre la cumbre de un alto monte y fortificada, ni ca[e]r puede, ni
estar escondida».
Dice Jesús: «Tú escuchas con
uno de tus oídos ... »
Oxyrh.
Pap. 654 (logia 1-6)
Dice Jesús: «El que busca ...
no cese hasta que encuentre; y cuando haya encontrado, se quedará consternado;
y consternado, reinará; y en reinando, descansará».
Dice Judas: «¿Quiénes son,
pues, los que nos arrastran a lo alto del cielo, si es que el reino está en el
cielo?» Dice Jesús: «Las aves del cielo, las bestias y todo lo que puede haber
bajo la tierra, o sobre ella, y los peces del mar, son los que os arrastran
hasta Dios. Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. Quien, pues,
conozca a Dios, lo encontrará, porque, conociéndole a Él, os conoceréis a
vosotros mismos y entenderéis que sois hijos del Padre, el Perfecto, y, a la
vez, os daréis cuenta de que sois ciudadanos del cielo. Vosotros sois la ciudad
de Dios».
Dice Jesús: «Todo lo que no
está ante tu vista y lo que te está oculto, te será revelado; pues no hay cosa
oculta que no llegue a ser manifiesta y sepultada que no se desentierre».
Le preguntan sus discípulos y
(le) dicen: «¿Cómo ayunaremos y cómo oraremos y cómo haremos limosna y qué
observaremos de cosas semejantes?» Díce(les) Jesús: «Mirad, no sea que perdáis
la recompensa. No hagáis sino las obras de la verdad. Pues, si hacéis éstas,
conoceréis el misterio escondido. Dígoos: Bienaventurado es el que ... »
Oxyrh.
Pap. 655 (logia 36-37 y 39)
No estéis preocupados desde la
mañana hasta la tarde, ni desde la tarde hasta la mañana, ni por vuestra
comida, qué vais a comer, ni por vuestro vestido, qué vais a poneros. Mucho más
valéis que los lirios, los cuales crecen y no hilan. Teniendo un vestido, ¿por
qué [...] también vosotros?.
¿Quién sería capaz de añadir
(algo) a vuestra estatura? Él (Dios) os dará vuestro vestido. Dícenle sus
discípulos: ¿Cuándo te manifestarás a nosotros u cuándo te podremos ver?
Díce(les Jesús): Cuando os despojéis (de vuestros vestidos) y no sintáis
verguenza.
[Laguna]
Decía: han ocultado las llaves
del reino; ellos no entraron ni dejaron pasar a los que entraban.
Pero vosotros sed prudentes
como serpientes y sencillos como palomas.
APÉNDICE II
(Texto copto de Nag Hammadi)
(Los 114 dichos de Jesús)
Estas son las palabras
secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por
escrito.
1. Y dijo: «Quien encuentre el sentido de estas palabras no gustará la
muerte».
2. Dijo Jesús: «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que
encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se
llenará de admiración y reinará sobre el universo».
3. Dijo Jesús: «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en
el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os
dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas
el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a
conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta
de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos,
estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma».
4. Dijo Jesús: «No vacilará un anciano a su edad en preguntar a un niño de
siete días por el lugar de la vida, y vivirá; pues muchos primeros vendrán a
ser últimos y terminarán siendo uno solo».
5. Dijo Jesús: «Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo
que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto».
6. Le preguntaron sus discípulos diciéndole: «¿Quieres que ayunemos? ¿Y de
qué forma hemos de orar y dar limosna, y qué hemos de observar respecto a
la comida?» Jesús dijo: «No mintáis ni hagáis lo que aborrecéis, pues ante el cielo
todo está patente, ya que nada hay oculto que no termine por quedar manifiesto
y nada escondido que pueda mantenerse sin ser revelado».
7. Jesús dijo: «Dichoso el león que al ser ingerido por un hombre se hace
hombre; abominable el hombre que se deja devorar por un león y éste se hace
hombre».
8. Y dijo: «El hombre se parece a un pescador inteligente que echó su red al
mar y la sacó de él llena de peces pequeños. Al encontrar entre ellos un pez
grande y bueno, aquel pescador inteligente arrojó todos los peces pequeños al
mar y escogió sin vacilar el pez grande».
9. Dijo Jesús: «He aquí que el sembrador salió, llenó su mano y desparramó.
Algunos (granos de simiente) cayeron en el camino y vinieron los pájaros y se
los llevaron. Otros cayeron sobre piedra y no arraigaron en la tierra ni
hicieron germinar espigas hacia el cielo. Otros cayeron entre espinas —éstas
ahogaron la simiente— y el gusano se los comió. Otros cayeron en tierra buena y
(ésta) dio una buena cosecha, produciendo 60 y 120 veces por medida».
10. Dijo Jesús: «He arrojado fuego sobre el mundo y ved que lo mantengo hasta
que arda».
11. Dijo Jesús: «Pasará este cielo y pasará asimismo el que está encima de él.
Y los muertos no viven ya, y los que están vivos no morirán. Cuando comíais lo
que estaba muerto, lo hacíais revivir; ¿qué vais a hacer cuando estéis en la
luz? El día en que erais una misma cosa, os hicisteis dos; después de haberos
hecho dos, ¿qué vais a hacer?».
12. Los discípulos dijeron a Jesús: «Sabemos que tú te irás de nuestro lado;
¿quién va a ser el mayor entre nosotros?» Díjoles Jesús: «Dondequiera que os
hayáis reunido, dirigíos a Santiago el Justo, por quien el cielo y la tierra
fueron creados».
13. Dijo Jesús a sus discípulos: «Haced una comparación y decidme a quién me
parezco». Dijóle Simón Pedro: «Te pareces a un ángel justo». Díjole Mateo: «Te
pareces a un filósofo, a un hombre sabio». Díjole Tomás: «Maestro, mi boca es
absolutamente incapaz de decir a quién te pareces». Respondió Jesús: «Yo ya no
soy tu maestro, puesto que has bebido y te has emborrachado del manantial que
yo mismo he medido». Luego le tomó consigo, se retiró y le dijo tres palabras.
Cuando Tomás se volvió al lado de sus compañeros, le preguntaron éstos: «¿Qué
es lo que te ha dicho Jesús?» Tomás respondió: «Si yo os revelara una sola
palabra de las que me ha dicho, cogeríais piedras y las arrojaríais sobre mí:
entonces saldría fuego de ellas y os abrasaría».
14. Díjoles Jesús: «Si ayunáis, os engendraréis pecados; y si hacéis oración,
se os condenará ; y si dais limosnas, haréis mal a vuestros espíritus. Cuando
vayáis a un país cualquiera y caminéis por las regiones, si se os recibe, comed
lo que os presenten (y) curad a los enfermos entre ellos. Pues lo que
entra en vuestra boca no os manchará, mas lo que sale de vuestra boca, eso sí
que os manchará».
15. Dijo Jesús: «Cuando veáis al que no nació de mujer, postraos sobre vuestro
rostro y adoradle: Él es vuestro padre».
16. Dijo Jesús: «Quizá piensan los hombres que he venido a traer paz al mundo,
y no saben que he venido a traer disensiones sobre la tierra: fuego, espada,
guerra . Pues cinco habrá en casa: tres estarán contra dos y dos contra tres,
el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y todos ellos se encontrarán
en soledad».
17. Dijo Jesús: «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado
y ninguna mano ha tocado y en ningún corazón humano ha penetrado».
18. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos cómo va a ser nuestro fin».
Respondió Jesús: «¿Es que habéis descubierto ya el principio para que
preguntéis por el fin? Sabed que donde está el principio, allí estará también
el fin. Dichoso aquel que se encuentra en el principio: él conocerá el fin y no
gustará la muerte».
19. Dijo Jesús: «Dichoso aquel que ya existía antes de llegar a ser. Si os
hacéis mis discípulos (y) escucháis mis palabras, estas piedras se pondrán a
vuestro servicio. Cinco árboles tenéis en el paraíso que ni en verano ni en
invierno se mueven y cuyo follaje no cae: quien los conoce no gustará la
muerte».
20. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos a qué se parece el reino de los
cielos». Díjoles: «Se parece a un grano de mostaza, que es (ciertamente) la más
exigua de todas las semillas, pero cuando cae en tierra de labor hace brotar un
tallo (y) se convierte en cobijo para los pájaros del cielo».
21. Dijo Mariham a Jesús: «¿A qué se parecen tus discípulos ?» Él respondió:
«Se parecen a unos muchachos que se han acomodado en una parcela ajena. Cuando
se presenten los dueños del terreno les dirán: Devolvednos nuestra finca.
Ellos se sienten desnudos en su presencia al tener que dejarla y devolvérsela».
Por eso os digo: «Si el dueño de la casa se entera de que va a venir el ladrón,
se pondrá a vigilar antes de que llegue y no permitirá que éste penetre en la
casa de su propiedad y se lleve su ajuar. Así, pues, vosotros estad también
alerta ante el mundo, ceñid vuestros lomos con fortaleza para que los ladrones
encuentren cerrado el paso hasta vosotros; pues (si no) darán con la
recompensa que vosotros esperáis. ¡Ojalá surja de entre vosotros un
hombre sabio que —cuando la cosecha hubiere madurado— venga rápidamente con la
hoz en la mano y la siegue! El que tenga oídos para oír, que oiga».
22. Jesús vio unas criaturas que estaban siendo amamantadas y dijo a sus
discípulos: «Estas criaturas a las que están dando el pecho se parecen a
quienes entran en el Reino». Ellos le dijeron: «¿Podremos nosotros —haciéndonos
pequeños— entrar en el Reino?» Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer
de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con
lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo
masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra
hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un
pie en lugar de un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces
podréis entrar [en el Reino]».
23. Dijo Jesús: «Yo os escogeré uno entre mil y dos entre diez mil; y
resultará que ellos quedarán como uno solo».
24. Dijeron sus discípulos: «Instruyenos acerca del lugar donde moras, pues
sentimos la necesidad de indagarlo». Díjoles: «El que tenga oídos, que escuche:
en el interior de un hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el
universo; sin su luz reinan las tinieblas».
25. Dijo Jesús: «Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu
ojo».
26. Dijo Jesús: «La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga
en el tuyo propio, no la ves. Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces
verás de quitar la paja del ojo de tu hermano».
27. (Dijo Jesús): «Si no os abstenéis del mundo, no encontraréis el Reino; si
no hacéis del sábado sábado, no veréis al Padre».
28. Dijo Jesús: «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne.
Los hallé a todos ebrios (y) no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi
alma sintió dolor por los hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón
y no se percatan de que han venido vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez
salir de él. Ahora bien: por el momento están ebrios, pero cuando hayan
expulsado su vino, entonces se arrepentirán».
29. Dijo Jesús: «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu es un
prodigio; pero el que el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es
prodigio [de prodigios]. Y yo me maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a
alojarse en esta pobreza».
30. Dijo Jesús: «Dondequiera que hubiese tres dioses, dioses son; dondequiera
que haya dos o uno, con él estoy yo».
31. Dijo Jesús: «Ningún profeta es aceptado en su aldea; ningún médico cura a
aquellos que le conocen».
32. Dijo Jesús: «Una ciudad que está construida (y) fortificada sobre una alta
montaña no puede caer ni pasar inadvertida».
33. Dijo Jesús: «Lo que escuchas con uno y otro oído, pregónalo desde la cima
de vuestros tejados; pues nadie enciende una lámpara y la coloca bajo el
celemín o en otro lugar escondido, sino que la pone sobre el candelero para que
todos los que entran y salen vean su resplandor».
34. Dijo Jesús: «Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo».
35. Dijo Jesús: «No es posible que uno entre en la casa del fuerte y se apodere de ella (o de él) de no ser que logre atarle las manos a éste: entonces sí que saqueará su casa».
36. Dijo Jesús: «No estéis preocupados desde la mañana hasta la noche y desde
la noche hasta la mañana (pensando) qué vais a poneros».
37. Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo te nos vas a manifestar y cuándo te vamos
a ver?» Dijo Jesús: «Cuando perdáis (el sentido de) la vergüenza y —cogiendo
vuestros vestidos— los pongáis bajo los talones como niños pequeños y los
pisoteéis, entonces [veréis] al Hijo del Viviente y no tendréis miedo».
38. Dijo Jesús: «Muchas veces deseasteis escuchar estas palabras que os estoy
diciendo sin tener a vuestra disposición alguien a quien oírselas. Días llegarán
en que me buscaréis (y) no me encontraréis».
39. Dijo Jesús: «Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del
conocimiento y las han escondido: ni ellos entraron, ni dejaron entrar a los
que querían. Pero vosotros sed cautos como las serpientes y sencillos como las
palomas».
40. Dijo Jesús: «Una cepa ha sido plantada al margen del Padre y —como no está firmemente arraigada— será arrancada de cuajo y se malogrará».
41. Jesús dijo: «A quien tiene en su mano se le dará; y a quien nada tiene
—aun aquello poco que tiene— se le quitará».
42. Dijo Jesús: «Haceos pasajeros».
43. Le dijeron sus discípulos: «¿Quién eres tú para decirnos estas cosas?»
[Jesús respondió]: «Basándoos en lo que os estoy diciendo, no sois capaces de
entender quién soy yo; os habéis vuelto como los judíos, ya que éstos aman el
árbol y odian su fruto, aman el fruto y odian el árbol».
44. Dijo Jesús: «A quien insulte al Padre, se le perdonará; y a quien insulte
al Hijo, (también) se le perdonará. Pero quien insulte al Espíritu Santo no
encontrará perdón ni en la tierra ni en el cielo».
45. Dijo Jesús: «No se cosechan uvas de los zarzales ni se cogen higos de los
espinos, (pues) éstos no dan fruto alguno. [Un] hombre bueno saca cosas buenas
de su tesoro; un hombre malo saca cosas malas del mal tesoro que tiene en su
corazón y habla maldades, pues de la abundancia del corazón saca él la maldad».
46. Dijo Jesús: «Desde Adán hasta Juan el Bautista no hay entre los nacidos de
mujer nadie que esté más alto que Juan el Bautista, de manera que sus ojos no
se quiebren. Pero yo he dicho: Cualquiera de entre vosotros que se haga
pequeño, vendrá en conocimiento del Reino y llegará a ser encumbrado por encima
de Juan».
47. Dijo Jesús: «No es posible que un hombre monte dos caballos y tense dos
arcos; no es posible que un esclavo sirva a dos señores, sino que más bien
honrará a uno y despreciará al otro. A ningún hombre le apetece —después de
haber bebido vino añejo— tomar vino nuevo; no se echa vino nuevo en odres
viejos, no sea que éstos se rompan, y no se echa vino añejo en odre nuevo para
que éste no le eche a perder. No se pone un remiendo viejo en un vestido nuevo,
pues se produciría un rasgón».
48. Dijo Jesús: «Si dos personas hacen la paz entre sí en esta misma casa,
dirán a la montaña: ¡Desaparece de aquí! Y ésta desaparecerá».
49. Dijo Jesús: «Bienaventurados los solitarios y los elegidos: vosotros
encontraréis el Reino, ya que de él procedéis (y) a él tornaréis».
50. Dijo Jesús: «Si os preguntan: ¿De dónde habéis venido?, decidles: Nosotros
procedemos de la luz, del lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma;
(allí) estaba afincada y se manifestó en su imagen. Si os preguntan: ¿Quién
sois vosotros.?, decid: Somos sus hijos y somos los elegidos del Padre
Viviente. Si se os pregunta: ¿Cuál es la señal de vuestro Padre que
lleváis en vosotros mismos?, decidles: Es el movimiento y a la vez el
reposo».
51. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo sobrevendrá el reposo de los difuntos
y cuándo llegará el mundo nuevo?» Él les dijo: «Ya ha llegado (el reposo) que
esperáis, pero vosotros no caéis en la cuenta».
52. Sus discípulos le dijeron: «24 profetas alzaron su voz en Israel y todos
hablaron de tí». El les dijo: «Habéis dejado a un lado al Viviente (que está)
ante vosotros ¡y habláis de los muertos!».
53. Sus discípulos le dijeron: «¿Es de alguna utilidad la circuncisión o no?»
Y él les dijo: «Si para algo valiera, ya les engendraría su padre circuncisos
en el seno de sus madres; sin embargo, la verdadera circuncisión en espíritu ha
sido de gran utilidad».
54. Dijo Jesús: «Bienaventurados los pobres, pues vuestro es el reino de los
cielos».
55. Dijo Jesús: «Quien no odie a su padre y a su madre, no podrá ser discípulo
mío. Y (quien no) odie a sus hermanos y hermanas (y no cargue) con su cruz como
yo, no será digno de mí».
56. Dijo Jesús: «Quien haya comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un
cadáver. Y quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo».
57. Dijo Jesús: «El Reino del Padre se parece a un hombre que tenía una
[buena] semilla. Vino de noche su enemigo y sembró cizaña entre la buena
semilla. Este hombre no consintió que ellos (los jornaleros) arrancasen la
cizaña, sino que les dijo: No sea que vayáis a escardar la cizaña y con ella
arranquéis el trigo; ya aparecerán las matas de cizaña el día de la siega,
(entonces) se las arrancará y se las quemará».
58. Dijo Jesús: «Bienaventurado el hombre que ha sufrido: ha encontrado la
vida».
59. Dijo Jesús: «Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos, no
sea que luego muráis e intentéis contemplarlo y no podáis».
60. (Vieron) a un samaritano que llevaba un cordero camino de Judea y dijo a
sus discípulos : «(¿Qué hace) éste con el cordero?» Ellos le dijeron: «(Irá) a
sacrificarlo para comérselo.» Y les dijo: «Mientras esté vivo no se lo comerá,
sino sólo después de haberlo degollado, cuando (el cordero) se haya convertido
en un cadáver». Ellos dijeron: «No podrá obrar de otro modo». El dijo:
«Vosotros aseguraos un lugar de reposo para que no os convirtáis en cadáveres y
seáis devorados».
61. Dijo Jesús: «Dos reposarán en un mismo lecho: el uno morirá, el otro
vivirá». Dijo Salomé: «¿Quién eres tú, hombre, y de quién? Te has subido a mi
lecho y has comido de mi mesa». Díjole Jesús: «Yo soy el que procede de quien
(me) es idéntico; he sido hecho partícipe de los atributos de mi Padre».
(Salomé dijo): «Yo soy tu discípula». (Jesús le dijo): «Por eso es por lo que
digo que si uno ha llegado a ser idéntico, se llenará de luz; mas en cuanto se
desintegre, se inundará de tinieblas».
62. Dijo Jesús: «Yo comunico mis secretos a los que [son dignos] de ellos. Lo
que hace tu derecha, no debe averiguar tu izquierda lo que haga».
63. Dijo Jesús: «Había un hombre rico que poseía una gran fortuna, y dijo: Voy
a emplear mis riquezas en sembrar, cosechar, plantar y llenar mis
graneros de frutos de manera que no me falte de nada. Esto es lo que él
pensaba en su corazón; y aquella noche se murió. El que tenga oídos, que oiga».
64. Dijo Jesús: «Un hombre tenía invitados. Y cuando hubo preparado la cena, envió
a su criado a avisar a los huéspedes. Fue (éste) al primero y le dijo: Mi
amo te invita. Él respondió: Tengo (asuntos de) dinero con unos
mercaderes; éstos vendrán a mí por la tarde y yo habré de ir y darles
instrucciones; pido excusas por la cena. Fuese a otro y le dijo: Estás
invitado por mi amo. Él le dijo: He comprado una casa y me requieren por
un día; no tengo tiempo. Y fue a otro y le dijo: Mi amo te invita. Y
él le dijo: Un amigo mío se va a casar y tendré que organizar el festín. No
voy a poder ir; me excuso por lo de la cena. Fuese a otro y le dijo: Mi
amo te invita. Éste replicó: Acabo de comprar una hacienda (y) me voy a
cobrar la renta; no podré ir, presento mis excusas. Fuese el criado (y)
dijo a su amo: Los que invitaste a la cena se han excusado. Dijo el amo a su
criado: Sal a la calle (y) tráete a todos los que encuentres para que
participen en mi festín; los mercaderes y hombres de negocios [no entrarán] en
los lugares de mi Padre».
65. El dijo: «Un hombre de bien poseía un majuelo y se lo arrendó a unos
viñadores para que lo trabajaran y así poder percibir de ellos el fruto. Envió,
pues, a un criado para que éstos le entregaran la cosecha del majuelo. Ellos
prendieron al criado y le golpearon hasta casi matarlo. Éste fue y se lo contó
a su amo, quien dijo: Tal vez no les reconoció; y envió otro criado.
También éste fue maltratado por los viñadores. Entonces envió a su propio hijo,
diciendo ¡A ver si respetan por lo menos a mi hijo! Los viñadores —a
quienes no se les ocultaba que éste era el heredero del majuelo— le prendieron
(y) le mataron. El que tenga oídos, que oiga».
66. Dijo Jesús: «Mostradme la piedra que los albañiles han rechazado; ésta es
la piedra angular».
67. Dijo Jesús: «Quien sea conocedor de todo, pero falle en (lo tocante a) sí
mismo, falla en todo».
68. Dijo Jesús: «Dichosos vosotros cuando se os odie y se os persiga, mientras
que ellos no encontrarán un lugar allí donde se os ha perseguido a vosotros».
69. Dijo Jesús: «Dichosos los que han sufrido persecución en su corazón: éstos
son los que han reconocido al Padre de verdad». (Dijo Jesús): «Dichosos los
hambrientos, pues el estómago de aquellos que hambrean se saciará».
70. Dijo Jesús: «Cuando realicéis esto en vosotros mismos, aquello que tenéis
os salvará; pero si no lo tenéis dentro, aquello que no tenéis en vosotros
mismos os matará».
71. Dijo Jesús: «Voy a des[truir esta] casa y nadie podrá [re]edificarla».
72. [Un hombre] le [dijo]: «Di a mis hermanos que repartan conmigo los bienes
de mi padre». El replicó: «¡Hombre! ¿Quién ha hecho de mí un repartidor?» Y se
dirigió a sus discípulos, diciéndoles: «¿Es que soy por ventura un
repartidor?».
73. Dijo Jesús: «La cosecha es en verdad abundante, pero los obreros son
pocos. Rogad, pues, al Señor que envíe obreros para la recolección».
74. El dijo: «Señor, hay muchos alrededor del aljibe, pero no hay nadie dentro
del aljibe».
75. Dijo Jesús: «Muchos están ante la puerta, pero son los solitarios los que
entrarán en la cámara nupcial».
76. Dijo Jesús: «El reino del Padre se parece a un comerciante poseedor de mercancías, que encontró una perla. Ese comerciante era sabio: vendió sus mercancías y compró aquella perla única. Buscad vosotros también el tesoro imperecedero allí donde no entran ni polillas para devorar(lo) ni gusano para destruir(lo)».
77. Dijo Jesús: «Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el universo:
el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy
yo; levantad una piedra y allí me encontraréis».
78. Dijo Jesús: «¿A qué salisteis al campo? ¿Fuisteis a ver una caña sacudida
por el viento? ¿Fuisteis a ver a un hombre vestido de ropas finas? [Mirad a
vuestros] reyes y a vuestros magnates: ellos son los que llevan [ropas] finas,
pero no podrán reconocer la verdad».
79. Le dijo una mujer de entre la turba: «Dichoso el vientre que te llevó y
los pechos que te criaron». El [le] respondió: «Bienaventurados aquellos que
han escuchado la palabra del Padre (y) la han guardado de verdad, pues días
vendrán en que diréis: Dichoso el vientre que no concibió y los pechos que
no amamantaron».
80. Dijo Jesús: «El que haya reconocido al mundo, ha encontrado el cuerpo.
Pero de quien haya encontrado el cuerpo, de éste no es digno el mundo».
81. Dijo Jesús: «Quien haya llegado a ser rico, que se haga rey; y quien
detente el poder, que renuncie».
82. Dijo Jesús: «Quien esté cerca de mí, está cerca del fuego; quien esté
lejos de mí, está lejos del Reino».
83. Dijo Jesús: «Las imágenes se manifiestan al hombre, y la luz que hay en
ellas permanece latente en la imagen de la luz del Padre. Él se manifestará,
quedando eclipsada su imagen por su luz».
84. Dijo Jesús: «Cuando contempláis lo que se os parece, os alegráis; pero
cuando veáis vuestras propias imágenes hechas antes que vosotros —imperecederas
y a la vez invisibles—, ¿cuánto podréis aguantar?».
85. Dijo Jesús: «El que Adán llegara a existir se debió a una gran fuerza y a
una gran riqueza; (sin embargo), no llegó a ser digno de vosotros, pues en el
supuesto de que hubiera conseguido ser digno, [no hubiera gustado] la muerte».
86. Dijo Jesús: «[Las zorras tienen su guarida] y los pájaros [su] nido, pero
el Hijo del hombre no tiene lugar donde reclinar su cabeza (y) descansar».
87. Dijo Jesús: «Miserable es el cuerpo que depende de un cuerpo, y miserable
es el alma que depende de entrambos».
88. Dijo Jesús: «Los ángeles y los profetas vendrán a vuestro encuentro y os
darán lo que os corresponde; vosotros dadles asimismo lo que está en vuestra
mano, dádselo (y) decíos: ¿Cuándo vendrán ellos a recoger lo que les
pertenece?».
89. Dijo Jesús: «¿Por qué laváis lo exterior del vaso? ¿Es que no comprendéis
que aquel que hizo el interior no es otro que quien hizo el exterior?».
90. Dijo Jesús: «Venid a mí, pues mi yugo es adecuado y mi dominio suave, y
encontraréis reposo para vosotros mismos».
91. Ellos le dijeron: «Dinos quién eres tú, para que creamos en ti». El les
dijo: «Vosotros observáis el aspecto del cielo y de la tierra, y no habéis sido
capaces de reconocer a aquel que está ante vosotros ni de intuir el momento
presente».
92. Dijo Jesús: «Buscad y encontraréis: mas aquello por lo que me preguntabais
antaño —sin que yo entonces os diera respuesta alguna— quisiera manifestároslo
ahora, y vosotros no me hacéis preguntas en este sentido».
93. [Dijo Jesús]: «No echéis las cosas santas a los perros, no sea que vengan
a parar en el muladar; no arrojéis las perlas a los puercos, para que ellos no
las [....]».
94. [Dijo] Jesús: «El que busca encontrará, [y al que llama] se le abrirá».
95. [Dijo Jesús]: «Si tenéis algún dinero, no lo prestéis con interés, sino
dádselo a aquel que no va a devolvéroslo».
96. [Dijo] Jesús: «El reino del Padre se parece a [una] mujer que tomó un poco
de levadura, la [introdujo] en la masa (y) la convirtió en grandes hogazas de
pan. Quien tenga oídos, que oiga».
97. Dijo Jesús: «El reino del [Padre] se parece a una mujer que transporta(ba)
un recipiente lleno de harina. Mientras iba [por un] largo camino, se rompió el
asa (y) la harina se fue desparramando a sus espaldas por el camino. Ella no se
dio cuenta (ni) se percató del accidente. Al llegar a casa puso el recipiente
en el suelo (y) lo encontró vacío».
98. Dijo Jesús: «El reino del Padre se parece a un hombre que tiene la
intención de matar a un gigante: desenvainó (primero) la espada en su casa (y)
la hundió en la pared para comprobar la fuerza de su mano. Entonces dio muerte
al gigante».
99. Los discípulos le dijeron: «Tus hermanos y tu madre están afuera». El les
dijo: «Los aquí (presentes) que hacen la voluntad de mi Padre, éstos son mis
hermanos y mi madre; ellos son los que entrarán en el reino de mi Padre».
100. Le mostraron a Jesús una moneda de oro, diciéndole: «Los agentes de César
nos piden los impuestos». El les dijo: «Dad a César lo que es de César, dad a
Dios lo que es de Dios y dadme a mí lo que me pertenece».
101. (Dijo Jesús): «El que no aborreció a su padre y a su madre como yo, no
podrá ser [discípulo] mío; y quien [no] amó [a su padre] y a su madre como yo,
no podrá ser [discípulo] mío; pues mi madre, la que [...], pero [mi madre] de
verdad me ha dado la vida».
102. Dijo Jesús: «¡Ay de ellos, los fariseos, pues se parecen a un perro echado
en un pesebre de bueyes!: ni come, ni deja comer a los bueyes».
103. Dijo Jesús: «Dichoso el hombre que sabe [por qué] flanco van a entrar los
ladrones, de manera que (le dé tiempo a) levantarse, recoger sus [...] y
ceñirse los lomos antes de que entren».
104. [Le] dijeron: «Ven, vamos hoy a hacer oración y a ayunar». Respondió
Jesús: «¿Qué clase de pecado he cometido yo, o en qué he sido derrotado? Cuando
el novio haya abandonado la cámara nupcial, ¡que ayunen y oren entonces!».
105. Dijo Jesús: «Quien conociere al padre y a la madre, será llamado hijo de
prostituta».
106. Dijo Jesús: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una sola, seréis
hijos del hombre; y si decís: ¡Montaña, trasládate de aquí!, se
trasladará».
107. Dijo Jesús: «El Reino se parece a un pastor que poseía cien ovejas. Una de
ellas —la más grande— se extravió. Entonces dejó abandonadas (las) noventa y
nueve (y) se dio a la búsqueda de ésta hasta que la encontró. Luego —tras la
fatiga— dijo a la oveja: Te quiero más que a (las) noventa y nueve».
108. Dijo Jesús: «Quien bebe de mi boca, vendrá a ser como yo; y yo mismo me
convertiré en él, y lo que está oculto le será revelado».
109. Dijo Jesús: «El Reino se parece a un hombre que tiene [escondido] un
tesoro en su campo sin saberlo. Al morir dejó el terreno en herencia a su
[hijo, que tampoco] sabía nada de ello: éste tomó el campo y lo vendió. Vino,
pues, el comprador y —al arar— [dio] con el tesoro; y empezó a prestar dinero
con interés a quienes le plugo».
110. Dijo Jesús: «Quien haya encontrado el mundo y se haya hecho rico, ¡que
renuncie al mundo!».
111. Dijo Jesús: «Arrollados serán los cielos y la tierra en vuestra presencia,
mientras que quien vive del Viviente no conocerá muerte ni (...); pues Jesús
dice: Quien se encuentra a sí mismo, de él no es digno el mundo».
112. Dijo Jesús: «¡Ay de la carne que depende del alma! ¡Ay del alma que
depende de la carne!».
113. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo va a llegar el Reino?» (Dijo Jesús):
«No vendrá con expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!,
sino que el reino del Padre está extendido sobre la tierra y los hombres no lo
ven».
114. Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham[14]
de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo
me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un
espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga
varón, entrará en el reino del cielo».
[1] En la traducción del texto de este documento que se presenta al
final, se identifican las 114 declaraciones atribuidas a Jesús.
[2] Aquí cabe
señalar que el primer Evangelio canónico, el de Mateo, fue originalmente escrito
en hebreo (arameo) y muy probablemente traducido al griego en los primeros años
después de su escritura. Ese es el testimonio de los primitivos Padres de la
Iglesia, incluidos los Padres Apostólicos. Este Evangelio data de alrededor de
los años 36 a 40 d. de J.C., lo que deja una brecha abismante entre la época de
escritura de este texto y la fecha en que se supone se produjo el llamado
Evangelio de Tomás, hacia principios o mediados del siglo III d. de J.C. Y si
bien el último Evangélico canónico, el de Juan, debió escribirse hacia el año
98 d. de J.C., en los cuatro Evangelios aparecen palabras en hebreo, dando
cuenta de su trasfondo religioso y cultural. Este no es el caso del llamado
Evangelio de Tomás, lo que indica que, cuando menos, se originó en un medio
religioso y cultural desarraigado del legado hebreo-arameo del cristianismo
original.
[3] En griego, , logia.
[4] Esto es, Mellizo.
[5] En griego, , katà.
[6] Es decir, entre los dos Testamentos, y que va desde el cierre del
Antiguo Testamento hasta la apertura del Nuevo Testamento.
[7] Es una palabra derivada del griego que significa oculto y
que se usaba con ciertos escritos que se consideraban útiles para la enseñanza
pero que no eran reconocidos como inspirados por Dios, y se les mantenía
ocultos, fuera del alcance de las personas comunes, para que no se dejaran
llevar por las falsas enseñanzas que contenían. Se pueden nombrar los cuatro
libros de los Macabeos, Judit (“la judía”), Baruc, Tobías, etc.
[8] Falsamente atribuidos a la persona cuyo nombre sirve de
título. Es indudable que no existe ninguna prueba ni testimonio de que la
persona a quien se atribuye tal o cual escrito de esta naturaleza lo haya
escrito. Su nombre fue usado solamente para darle un mayor valor y atraer la
atención y la aceptación de las personas. Pero tanto la evidencia interna como
la externa testimonian que no es un escrito auténtico.
[9] Esta literatura floreció desde temprano dentro del judaísmo y
posteriormente ciertos autores cristianos la continuaron. No corresponden a
profecía sobre el futuro que hayan pronunciado o escrito las personas a las
cuales se les atribuye. Entre los diversos apocalipsis figuran los que se
conocen como Apocalipsis de Pedro y Apocalipsis de Pablo.
[10] Es decir, del segundo canon. Aquí se incluyen las adiciones
griegas a Ester, ciertas adiciones a Daniel, y los libros llamados Judit,
Baruc, Tobías, Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico.
[11] Esto es, del canon de las Escrituras. La referencia es a los
escritos aceptados como tales por la Iglesia cristiana. En cuanto a esto, es
necesario decir que fue el uso de la Iglesia como un todo lo que les dio el
reconocimiento como escritos sagrados. Ningún concilio ni jerarquía local o
general jamás tuvo responsabilidad alguna en el establecimiento de los escritos
canónicos. Fue muy tardíamente, y cuando ya estaban reconocidos como tales, que
algunos concilios se atribuyeron el derecho a decretar que tales o cuales
escritos eran canónicos. Pero esas decisiones no tuvieron efecto alguno en el
uso que hacia la Iglesia como cuerpo de todos los creyentes de tales escritos.
[12] El presente texto proviene del
sitio http://escrituras.tripod.com/Textos/EvTomasGn.htm#fragmentos
griegos.
[13] El presente texto proviene del
sitio http://escrituras.tripod.com/Textos/EvTomasGn.htm.
Si bien aquí se ha adoptado la
numeración correlativa de los pasajes, hay quienes lo han dividido en capítulos
y versículos, a objeto de hacerlo más similar a los escritos canónicos.
[14] Esto es, María.
Aparentemente, es una referencia a María Magdalena.